El responsable del café

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(Mahón, isla de Menorca,1970). Desde muy joven he venido ejerciendo el columnismo y la crítica literaria en numerosos medios, obteniendo en 1994 el premio Mateo Seguí Puntas de periodismo. Actualmente soy colaborador de la revista Librújula (Premio Nacional al Fomento de la Lectura, 2023). Poeta oculto, como narrador he publicado las novelas "En algún lugar te espero" (accésit del Premio Gabriel Sijé, 2000. Reeditada en ebook en 2020, Amazon), "Hospital Cínico" (2013) y "Summertime blues" (finalista del premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, 2019); y los libros de relatos "Las espigas de la imprudencia" (Bcn, 2003) , "Domingos buscando el mar" (Premio Café Món de Narrativa, 2007) y "Sopa de fauno" (2017). He obtenido un puñado de premios y menciones en certámenes nacionales de cuento y algunos de mis relatos figuran en varias antologías. Desde 2002 vivo y escribo en Hospitalet de Llobregat.

miércoles, 18 de julio de 2012

Palma lo ha vuelto a hacer


El Mapa del Cielo
Felix J. Palma
Plaza&Janés, 740 pág.
Llevados por nuestra acendrada moda a incorporar neologismos innecesarios, recientemente se viene llamando “steampunk” a cierto gusto por recuperar el ambiente decimonónico en novelas de carácter  gótico, misterioso y fantástico, muy en la usanza de los viejos clásicos que todos leímos de niños y que, en el fondo, han sido los libros que más han quedado en nuestro imaginario colectivo. Puesto que en España la larga tradición realista apenas permitió que en su momento cuajara esta corriente literaria, la tardía normalización de la fantasía en nuestras letras ha propiciado al fin la aparición de novelas de este género, novelas que incluso han recuperado la técnica folletinesca de la época para narrarnos historias trepidantes, como sería el caso paradigmático de Ruiz Zafón (aunque sus obras estén situadas ya en el siglo XX) o el literariamente más interesante de Sánchez Piñol. De todos ellos Félix J. Palma, cuentista insigne, ha sido el que mejor ha sabido jugar con los diversos géneros decimonónicos, aunando fantasía, terror, misterio, ciencia ficción e incluso romanticismo de chistera y sombrilla al servicio siempre de una imaginación portentosa, casi sobrenatural.
Después del tour a force de su anterior novela, El mapa del tiempo, donde se servía brillantemente de ciertos sonados acontecimientos de la época y de algunos arquetipos reales e imaginarios para subvertir la tradición literaria de un modo sin apenas antecedentes en castellano; cuando creíamos, en fin, que era harto imposible revalidar aquella verbena imaginativa y retrofuturista por la que se paseaban Jack el Destripador, Wells, Stoker, Henry James o el hombre elefante, Palma ha vuelto a hacerlo. Y si entonces fue la máquina del tiempo, esta vez ha utilizado otro clásico leitmotiv de Wells, la invasión de alienígenas en la tierra, para montar una novela de tintes más apocalípticos e igualmente llena de recovecos, ucronías y trampas marca de la casa.
El mapa del cielo, más de 700 páginas de ficción desenfrenada, podría parecer de entrada una vuelta de tuerca al sobado tema de los alienígenas invasores, pero ello sería demasiado fácil para un tipo tan poco común como Palma, que toma este hilo para componer una delirante fantasía cuajada de guiños y homenajes literarios (no sólo a Wells, sino también a Poe, retomando en cierta forma el inacabado final del Gordon Pym en toda la primera parte del libro –en mi opinión, lo más logrado de esta entrega-, amén de un montón de deliberadas complicidades con novelas pulp y pelis de marcianos de los 50 que los aficionados a la serie B seguimos adorando). Monstruos mutantes, grupos de fugitivos, exploradores polares, mundos paralelos, naves extraterrestres, colonias marcianas, historias de amor o personajes regresados de la muerte, todo es poco para la febril cabeza de Félix J. Palma, probablemente el fabulador más poderoso de nuestras letras actuales, capaz de rizar el rizo para invocar no sólo nuestros miedos más infantiles y secretos, sino también para defender el noble derecho de soñar.
         Libro atemporal, apto para jóvenes y adultos, El Mapa del Cielo es la lectura más edificante para llevarse estas vacaciones y olvidarse por unas horas de la gris realidad que nos está azotando. Es sólo un truco, pero qué gran truco. 

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